Fue bailando como comenzó…
El ritmo de la música y los roces de nuestros cuerpos nos incendiaron a los dos.
Llegamos a una oscura habitación para seguir con nuestras habilidades de movimiento encima del colchón.
Con movimientos suaves y besos sobre toda mi piel, nuestra ropa hasta el suelo llegó.
La recosté sobre la cama y con mi lengua hasta su punto más sensible llegué.
Sus gemidos eran ahora la música que llegaban a mis oídos, encendiendo todos mis sentidos.
Hicimos el amor como dos locos, con deseo de saciar hasta el más sucio de nuestros deseos.septiembre 12, 2016 – 11:43 am